La crisis de suministros ha causado la caída del PIB de la Eurozona de un 2%, rebajando su producción industrial un 6%. Un titular poco atractivo.
Y es que esta crisis causada por la pandemia tiene efectos económicos tangibles. Éstos comienzan a medirse con cierta exactitud. Pues la producción industrial de la Eurozona a finales de 2021 habría sido de un 6% superior a la del año anterior si no hubiera habido problemas de suministro. Así lo presenta un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional.
Además, este estudio calcula que la crisis de suministros es la causa de la pérdida del 2% del PIB de la zona euro que se esperaba.
Este 2% «equivale al crecimiento de aproximadamente un año en tiempos normales previos a la pandemia para muchas economías europeas», señala la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
En concreto, la crisis de suministros se ve más afectada en países cuyas manufactureras operan en las fases finales de las cadenas de valor mundial.
Sin embargo, el FMI también hace hincapié en que la crisis de suministro es culpable del aumento de la inflación. Diez puntos durante el primer trimestre de 2021 en comparación al estado previo de la pandemia.
En consecuencia, se estima que la escasez de la oferta podría explicar la mitad de la escalada de la inflación de los bienes industriales. Aunque las interrupciones del suministro tienen un impacto menor en el precio final que paga el consumidor. Una tendencia que se mantendrá durante todo el 2022 como mínimo.
Sin embargo, la crisis de suministros seguirá siendo un problema para Europa hasta 2023.
El FMI ha advertido de que «las interrupciones del suministro podrían durar más, posiblemente hasta 2023». Y es que son los cuellos de botella precisamente los que explican la aumento de la inflación de los últimos meses.
Los problemas logísticos y la falta de microchips, entre otros bienes clave, están obstaculizando la fabricación de otros muchos productos.
Y es que los fabricantes lidian desde hace meses a un encarecimiento con los costes de producción. Y, dada la ausencia de los suministros necesarios para manufacturar más, están vendiendo por debajo de su capacidad. A la par que la demanda va en aumento. Así dando como consecuencia el incremento de los precios finales de los productos.
Ahora, los bancos centrales europeos de enfrentan al reto de respaldar una recuperación que no repercuta en una alta inflación. Y para ello, mantener estables las expectativas de inflación a mediano plazo a pesar de los impulsos transitorios de la inflación, incluso debido a las interrupciones del suministro y al aumento de los precios de la energía, «es clave para gestionar esta disyuntiva», señala el FMI.
Fuentes: Business Insider y Cadena de Suministro